jueves, 22 de septiembre de 2011

la coherencia: como forma de vida

Para mí ser original con mis convicciones es importante, pero mucho más importante es ser coherente en y con la totalidad = como forma de vida. Ser original no necesariamente me libra de pensar una cosa y hacer otra al mismo tiempo. Pero, “hablar con mis acciones” es lo que me permite dejar de hablar por hablar. Muchas veces a lo largo de mi vida he utilizado “cliches”, de otras personas---creía eran de admirar por todo lo que “tenían o representaban”---ahora me doy cuenta que al final del día no me dijeron ni me dejaron nada . . . Gracias al Universo hoy puedo estar al lado de personas coherentes, me reconozco en ellas y permito que me contagien a ser yo misma todo el tiempo. Que rico es haberme contagiado, por ejemplo, a usar el silencio inteligente para callar la mente y no “juzgar en automático” cuando alguien me cuenta algo, por más de terror.com que me parezca.

Con la coherencia como forma de vida des-aprendí más fácilmente que casi todo se trata de “practicar en la vida” . . . empecé separando momentos al día que luego se convirtieron en horas, luego me regalaba hasta un día completo a la semana para mi sola, podía dedicarlo a la quietud o a practicar solo lo necesario. Cuando sentí que me merecía uno, varios o todos los momentos de lo que llamamos “tiempo”, pude contemplarme en mi totalidad y mejorar como persona sin tener que estar pendiente de los resultados, comprendí que los resultados llegan solos. Simplemente disfruto del proceso de encontrar-me con el “centro de mi potencial” y después de ese encuentro me permito salir, salir y observar con admiración y placer los pasos que podemos ir dando en el camino del crecimiento y de la transformación.

Estoy viviendo cada vez más atenta a mis sentidos y practicando día a día todo lo aprendido. Ya no permito que el futuro ni el pasado me quiten la felicidad. Me hubiera encantado contagiarme, mucho antes, de Sócrates quien con “su forma” nos demostraba la ignorancia de nuestras creencias y verdades absolutas; contemplar nuestra ignorancia es una liberación, porque no tenemos que cargar con la etiqueta de “figureti”---demostrando lo que no somos---. O, tal vez de Diógenes, tan irreverente, protestando siempre contra “las leyes” que nos vuelven tan estúpidos, así como de su firmeza---tan importante---para poder avanzar en la vida "aprendiendo a decir no", en el momento adecuado. Por último también me hubiera juntado con Epicurio ya que me hubiera fascinado contagiarme de su gozo por la vida ¡sin aceptar el sufrimiento! Amit Goswami me dijo con mucha convicción en Sao Paulo: ¡ningún ser humano debe ni merece sufrir por otro! . . .
w/muchness,
mids

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